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May 31, 2025

Las fracturas de cadera exigen una intervención urgente para restaurar la función y prevenir complicaciones. Los tratamientos más comunes incluyen la reparación quirúrgica con herrajes metálicos o artroplastia parcial o total de cadera, según el tipo de fractura y el daño al suministro de sangre. Las opciones no quirúrgicas, como la fisioterapia y el tratamiento del dolor, se pueden usar cuando la cirugía no es adecuada.

Las diferentes fracturas requieren diferentes abordajes. Por ejemplo, las fracturas intertrocantéreas suelen repararse con tornillos y placas especializados (p. ej., tornillos deslizantes para la cadera o clavos intramedulares), mientras que otras pueden requerir implantes protésicos. La elección del tratamiento depende del estado general de salud del paciente, de la ubicación de la fractura y de la gravedad.

Esta guía explora estos enfoques de manera clara y objetiva, y proporciona información esencial sobre el tratamiento de las fracturas de cadera.

Conclusiones clave

  • Las fracturas de cadera se pueden tratar quirúrgicamente o no quirúrgicamente, según las características del paciente y de la fractura.
  • Las opciones quirúrgicas incluyen tornillos, placas, varillas de metal o reemplazos de articulación de cadera.
  • La atención no quirúrgica se centra en el apoyo a la cicatrización ósea y la rehabilitación física.

Comprensión de las fracturas de cadera

Estas fracturas se producen en el fémur proximal (parte superior del fémur) y se presentan de manera diferente según el tipo de fractura y los factores del paciente, como la densidad ósea. La mayoría se deben a caídas en adultos mayores, lo que provoca dolor inguinal agudo y pérdida inmediata de movilidad en la pierna afectada.

Tipos de fracturas de cadera

Las fracturas de cadera se clasifican principalmente por su ubicación en el fémur:

  • Fracturas del cuello femoral ocurren justo debajo de la bola de la articulación de la cadera. Estas fracturas pueden interrumpir el suministro de sangre y, en ocasiones, ser necesarias artroplastia de cadera.
  • Fracturas intertrocantéreas ocurren entre los trocánteres mayores y menores, justo debajo del cuello femoral. Por lo general, son estables y se fijan con tornillos o placas.
  • Fracturas subtrocantéreas afectan al eje femoral, justo por debajo de los trocánteres, y con frecuencia son causadas por un traumatismo de alta energía o por un debilitamiento de los huesos.

Las fracturas desplazadas (fragmentos óseos separados) suelen requerir una intervención quirúrgica, mientras que las fracturas estables (fragmentos alineados) pueden curarse con un tratamiento conservador. Las fracturas acetabulares o del anillo pélvico asociadas, si bien son poco frecuentes, indican un traumatismo de alta intensidad.

Epidemiología y factores de riesgo

Las fracturas de cadera afectan principalmente a pacientes de edad avanzada, especialmente a las mujeres, debido a la disminución de la densidad mineral ósea a causa de la osteoporosis. La baja densidad ósea debilita los huesos, lo que aumenta el riesgo de fracturas por traumatismos menores, como una caída desde una posición erguida.

Otros factores de riesgo incluyen el cáncer que debilita los huesos, las fracturas previas y ciertos medicamentos. Los traumatismos de alta energía pueden provocar fracturas de cadera en las poblaciones más jóvenes. Las mujeres se ven afectadas de manera desproporcionada debido a los cambios hormonales que afectan a la densidad ósea.

A medida que la población envejece, la incidencia de fracturas de cadera aumenta en todo el mundo. La prevención se centra en controlar la osteoporosis y reducir el riesgo de caídas.

Signos y síntomas

Los síntomas de la fractura de cadera suelen incluir síntomas repentinos dolor de cadera, que a menudo se siente en el ingle o parte superior del muslo. El dolor empeora con el movimiento o con la carga de peso.

Otros signos son:

  • Hinchazón o sensibilidad alrededor de la cadera
  • Incapacidad para pararse o caminar
  • Acortamiento o rotación hacia afuera de la pierna afectada

Los pacientes pueden reportar una caída o lesión antes de que comiencen los síntomas. El diagnóstico rápido es fundamental, a menudo confirmado con imágenes, para guiar el tratamiento y prevenir complicaciones.

Diagnóstico de fracturas de cadera

El diagnóstico de una fractura de cadera requiere una evaluación cuidadosa de los signos físicos y el uso de imágenes para confirmar la lesión. Un diagnóstico preciso garantiza un tratamiento adecuado y oportuno.

Examen físico

El médico comienza con un examen físico detallado centrado en la cadera y las áreas circundantes. Los signos comunes incluyen una intensidad intensa dolor, especialmente en la ingle o en la parte superior del muslo, que empeora con el movimiento. La pierna afectada puede aparecer acortada o girada externamente.

Ternura y hinchazón cerca de la articulación de la cadera también son típicos. La capacidad del paciente para soportar peso se evalúa con cautela. Rango de movimiento limitado y dolor al palpar suavemente el fémur área ayuda a identificar el sitio de la fractura.

Los hallazgos físicos guían la necesidad de obtener más imágenes y ayudan a distinguir las fracturas de cadera de las lesiones de los tejidos blandos o la artritis.

Técnicas de imagen

Radiografías son la principal modalidad de diagnóstico por imágenes para diagnosticar las fracturas de cadera y, por lo general, son el primer paso. Las imágenes estándar incluyen proyecciones anteroposteriores y laterales de la pelvis y la cadera.

A veces, las radiografías iniciales no revelan fracturas no desplazadas. En tales casos, imágenes por resonancia magnética (IRM) se prefiere debido a su mayor sensibilidad. La RMN puede detectar fracturas no detectadas en las radiografías y evaluar la lesión asociada a los tejidos blandos.

Se pueden usar imágenes adicionales, como tomografías computarizadas, cuando la resonancia magnética no está disponible o está contraindicada. Las imágenes confirman la ubicación, el tipo y la gravedad de la fractura, información fundamental para planificar el tratamiento.

Opciones de tratamiento quirúrgico

El tratamiento quirúrgico de las fracturas de cadera tiene como objetivo restaurar la movilidad y reducir el dolor estabilizando o reemplazando el hueso dañado. Los enfoques varían según el tipo de fractura, la edad del paciente y la calidad ósea. Las opciones suelen incluir la fijación interna para mantener el hueso en su lugar o la sustitución de una parte o la totalidad de la articulación de la cadera.

Fijación interna y fijación de cadera

La fijación interna, también llamada fijación de la cadera, implica la inserción de tornillos, varillas o placas de metal para estabilizar el hueso fracturado. Esta técnica se usa con frecuencia para fracturas en las que los fragmentos óseos se pueden alinear y sujetar de manera segura. Preserva la anatomía natural de la cadera del paciente al tiempo que promueve la cicatrización ósea.

El Dr. Mangino suele utilizar este método para las fracturas intertrocantéreas o del cuello femoral. El hardware ayuda a mantener una alineación adecuada durante la recuperación. Esta cirugía por lo general requiere una incisión más pequeña y puede resultar en tiempos de recuperación más rápidos que la artroplastia de cadera.

Los posibles riesgos incluyen la falla del hardware o la falta de unión, pero la fijación interna sigue siendo la opción preferida para los pacientes más jóvenes o aquellos con fracturas menos graves. Es importante vigilar de cerca la cicatrización de los huesos después de la cirugía.

Reemplazo parcial de cadera (hemiartroplastia)

La artroplastia parcial de cadera, o hemiartroplastia, reemplaza solo la cabeza femoral, que es la parte «esférica» de la articulación. La cabeza femoral dañada o fracturada se extrae y se reemplaza con un implante protésico, mientras que la cavidad de la cadera (acetábulo) se deja intacta.

Este enfoque es adecuado para pacientes con fracturas del cuello femoral desplazadas o aquellos con mala calidad ósea, donde es poco probable que la fijación interna tenga éxito. Ofrece alivio del dolor y permite movilización temprana.

La hemiartroplastia es menos extensa que la artroplastia total de cadera y, por lo general, reduce el tiempo de cirugía y reduce el riesgo de dislocación. Sin embargo, algunos pacientes pueden necesitar más adelante una artroplastia total de cadera si se produce un desgaste alveolar.

Artroplastia total de cadera

La artroplastia total de cadera implica reemplazar tanto la cabeza femoral como el acetábulo con componentes protésicos. Esta opción se considera cuando hay un daño articular extenso, artritis o cirugías anteriores fallidas.

El procedimiento aborda tanto el dolor como la función al proporcionar una superficie articular nueva y estable. Es especialmente beneficioso para los pacientes activos que necesitan estabilidad y movilidad articular a largo plazo.

La cirugía es más compleja y requiere un tiempo de recuperación más prolongado que otras opciones. Los riesgos incluyen la infección y la dislocación, pero los implantes actuales brindan resultados duraderos con una alta satisfacción del paciente. La artroplastia total de cadera se recomienda con frecuencia para las fracturas desplazadas con afectación articular o con una enfermedad articular preexistente significativa.

Tratamiento no quirúrgico y de apoyo

El tratamiento no quirúrgico prioriza la estabilización de las fracturas, el control del dolor y la prevención de complicaciones. La atención suele incluir una vigilancia minuciosa, dispositivos de apoyo y rehabilitación para restablecer la movilidad y, al mismo tiempo, reducir los riesgos relacionados con la inmovilidad y la salud ósea.

Intervenciones no quirúrgicas

El tratamiento no quirúrgico generalmente se reserva para pacientes con alto riesgo quirúrgico o tipos de fracturas específicos. Por lo general, incluye tracción para alinear los fragmentos óseos y reducir el dolor al limitar el movimiento. Los analgésicos se administran cuidadosamente para tratar las molestias y minimizar los efectos secundarios.

Los dispositivos ortopédicos, como los aparatos ortopédicos o las férulas, pueden estabilizar la articulación de la cadera, promover la cicatrización y permitir la carga parcial del peso. La atención médica monitorea la presencia de complicaciones, como coágulos sanguíneos, infecciones o úlceras por presión.

Los pacientes pueden recibir tratamiento en un centro de enfermería especializada para una observación y cuidado minucioso. Atención a suplementos de calcio y vitamina D apoya la densidad mineral ósea y ayuda a reducir el riesgo de futuras fracturas, especialmente en personas con osteoporosis.

Rehabilitación y recuperación

La rehabilitación desempeña un papel fundamental en la recuperación no quirúrgica. La fisioterapia tiene como objetivo ayudar a los pacientes a recuperar la fuerza y la movilidad de forma gradual. La movilización temprana bajo supervisión reduce el riesgo de complicaciones causadas por el reposo prolongado en cama, como la atrofia muscular y los problemas respiratorios.

Los ejercicios se centran en mejorar el equilibrio y la estabilidad para reducir el riesgo de caídas. La intensidad y la duración de la fisioterapia dependen del estado general del paciente y de la gravedad de la fractura. Los centros de enfermería especializada suelen ofrecer programas de rehabilitación personalizados para apoyar la recuperación.

La evaluación regular de la densidad ósea guía el tratamiento continuo para fortalecer la estructura ósea y ayudar a la curación, con el objetivo de lograr el mejor resultado funcional posible.

Prevención de futuras fracturas

Prevenir las fracturas de cadera posteriores implica abordar tanto la salud ósea como el riesgo de caídas. Mejorando densidad ósea es fundamental una ingesta adecuada de calcio y vitamina D, junto con los medicamentos recetados para la osteoporosis cuando corresponda.

La prevención de caídas incluye la modificación del entorno de vida, el entrenamiento del equilibrio y los ejercicios de fuerza. Se aconseja a los pacientes que eviten los peligros en sus hogares y que utilicen dispositivos de asistencia según sea necesario.

Monitorización de fracturas por estrés Para detectar signos tempranos de debilitamiento óseo, es importante intervenir con prontitud. La atención médica continua se centra en reducir los riesgos que podrían provocar fracturas repetidas y, por lo tanto, mejorar la movilidad y la calidad de vida a largo plazo.

Complicaciones y resultados

El tratamiento de la fractura de cadera conlleva riesgos que afectan a los pacientes de manera diferente según su estado de salud general y la velocidad del tratamiento. Las complicaciones pueden surgir poco después de la cirugía o desarrollarse con el tiempo, lo que repercute en la recuperación y la calidad de vida a largo plazo.

Complicaciones médicas a corto plazo

Después de la cirugía, los pacientes se enfrentan a riesgos como embolia pulmonar, que se produce cuando los coágulos de sangre obstruyen las arterias pulmonares. Se trata de un problema fundamental que requiere medicación y una movilización temprana para prevenirlo.

Otras complicaciones médicas comunes incluyen infecciones, episodios cardíacos y problemas respiratorios. Estas pueden aumentar la morbilidad e incluso la mortalidad en las primeras semanas después de la cirugía.

La rehabilitación inmediata y los esfuerzos para sacar a los pacientes de la cama rápidamente reducen los riesgos, como las úlceras por decúbito y los coágulos de sangre. Sin embargo, los problemas cardíacos y pulmonares graves siguen siendo los principales factores que influyen en los resultados tempranos después de la reparación.

Consecuencias a largo plazo

Las complicaciones a largo plazo suelen afectar a la propia articulación de la cadera. Necrosis avascular se debe a la interrupción del suministro de sangre a la cabeza femoral, lo que puede provocar la muerte ósea y el colapso de las articulaciones.

Otro problema frecuente es dislocación de cadera, especialmente después de una reparación quirúrgica, que puede limitar la movilidad y requerir una intervención adicional.

La rehabilitación se centra en restaurar la función y minimizar estos resultados, pero algunos pacientes experimentan dolor persistente o disminución de la movilidad. Las tasas de mortalidad siguen siendo más altas en el año siguiente a una fractura de cadera, en parte debido a estos problemas de salud prolongados.

Preguntas frecuentes

El tratamiento de las fracturas de cadera varía mucho según el tipo de fractura, la salud del paciente y la edad. Las opciones incluyen la reparación quirúrgica, el reemplazo y, en algunos casos, el tratamiento no quirúrgico. La recuperación implica controlar el dolor, recuperar la movilidad y prevenir futuras fracturas.

¿Cuáles son las opciones de tratamiento no quirúrgico para las fracturas de cadera en adultos mayores?

El tratamiento no quirúrgico generalmente se reserva para pacientes que no pueden tolerar la cirugía debido a los riesgos para la salud. Puede incluir reposo prolongado en cama, manejo del dolor y fisioterapia centrada en movimientos suaves para evitar complicaciones.

¿Cuáles son los diferentes procedimientos quirúrgicos disponibles para las fracturas de cadera?

Las opciones quirúrgicas comunes incluyen el uso de tornillos, placas o varillas de metal para estabilizar el hueso. En los casos en que el suministro de sangre a la cadera esté dañado, puede ser necesaria una artroplastia parcial o total de cadera para restablecer la función. La cirugía suele ser urgente para mejorar los resultados.

¿Cómo afectan la edad y el estado de salud de una persona a la elección del tratamiento para una fractura de cadera?

Los adultos mayores con múltiples afecciones de salud pueden enfrentarse a riesgos quirúrgicos más altos, lo que a veces hace que la atención no quirúrgica sea más adecuada. Por el contrario, los pacientes más sanos tienen más probabilidades de beneficiarse de la reparación o el reemplazo quirúrgicos para mejorar la movilidad y la recuperación.

¿Cuáles son las posibles complicaciones después de la cirugía de fractura de cadera?

Las complicaciones pueden incluir infecciones, coágulos sanguíneos, fallo del implante y retraso en la cicatrización ósea. También existe el riesgo de una movilidad reducida y un dolor prolongado, especialmente en pacientes de edad avanzada o en aquellos con enfermedades preexistentes.

¿Cómo es el proceso de recuperación después del tratamiento de una fractura de cadera?

La recuperación generalmente implica varios meses de rehabilitación enfocada en restaurar la fuerza y la movilidad. El dolor puede durar semanas, pero se controla con medicamentos y ejercicio. El movimiento y la fisioterapia tempranos son cruciales para una recuperación exitosa.

¿Cómo se puede reducir el riesgo de futuras fracturas de cadera después del tratamiento inicial?

Las estrategias de prevención incluyen abordar la salud ósea a través de la medicación, la nutrición y el tratamiento de las afecciones subyacentes, como la osteoporosis. El entrenamiento para mantener el equilibrio y las modificaciones de seguridad en el hogar ayudan a reducir el riesgo de caídas. El ejercicio continuo mantiene la fuerza y la estabilidad.