El dolor de cadera es un problema común que afecta a personas de todas las edades, pero puede ser difícil saber cuándo es lo suficientemente grave como para consultar a un médico. Cualquier persona debe consultar a un médico para dolor de cadera si es grave, repentino, empeora o interfiere con la vida diaria, especialmente si dura más de dos semanas. Ignorar el dolor continuo o intenso puede provocar problemas mayores, por lo que es importante tomarlo en serio para la salud y la movilidad.
A veces, el dolor de cadera puede deberse a causas menores, como una distensión muscular o un uso excesivo, y puede mejorar con el reposo y los cuidados sencillos en el hogar. Sin embargo, hay señales de advertencia a las que hay que prestar atención, como la hinchazón, la dificultad para caminar, el dolor nocturno o el dolor después de una lesión. Estos pueden ser signos de afecciones que requieren atención inmediata.
Saber cuándo buscar ayuda médica puede evitar que el dolor empeore y ayudarte a encontrar alivio. En este artículo se analizan las principales causas del dolor de cadera, cuándo buscar ayuda y qué esperar durante una consulta con el médico.
Ciertos signos y síntomas del dolor de cadera indican la necesidad de atención médica inmediata. Estar atento a los cambios en el dolor, el movimiento y la apariencia de la cadera puede ayudar a prevenir problemas más graves.
Nunca se debe ignorar el dolor de cadera repentino o intenso. Si el dolor aparece de repente o después de una caída, podría indicar una fractura de hueso o una dislocación articular. El dolor agudo e intenso, especialmente durante movimientos como ponerse de pie o caminar, puede deberse a una lesión grave en los huesos, los músculos o los ligamentos.
A veces, el dolor repentino puede deberse a un desgarro de un músculo o un tendón. El dolor intenso también es una advertencia si sigue empeorando, no mejora con el descanso o interrumpe el sueño. Si se presentan estos síntomas, un médico debe ver a la persona lo antes posible. Retrasar la atención puede empeorar las lesiones y retrasar la cicatrización, y puede correr el riesgo de dañar las articulaciones a largo plazo.
La hinchazón alrededor de la cadera puede indicar que hay sangrado o infección en la articulación o en los tejidos blandos. Una deformidad perceptible, como una forma o un ángulo anormales en la cadera, puede ser un signo de una articulación dislocada o de un hueso fracturado.
No poder mover la cadera o la pierna con normalidad es otra señal de alerta. Si la cadera tiene un aspecto diferente o la pierna se ve más corta después de una lesión, esto podría significar un problema grave en los huesos o las articulaciones.
Un médico debe revisar estos problemas de inmediato. La atención inmediata ayuda a prevenir más daños en los huesos, los músculos y los ligamentos que rodean la cadera.
La incapacidad de cargar peso sobre la pierna o caminar debido al dolor de cadera siempre es grave. Esto puede ocurrir después de accidentes, como resbalones o caídas, o de lesiones musculares o de ligamentos repentinas.
Cuando una persona no puede soportar el peso, puede significar que tiene un hueso roto o un ligamento roto. También podría indicar una infección articular u otras afecciones graves.
Incluso si el dolor mejora con el reposo, se debe controlar rápidamente la incapacidad para caminar como de costumbre. No obtener ayuda médica puede provocar más daños, una recuperación más prolongada o incluso problemas para caminar a largo plazo.
El dolor de cadera acompañado de fiebre, escalofríos, enrojecimiento o calor puede indicar que hay una infección en la articulación o el hueso. La infección puede dañar los huesos y los tejidos blandos rápidamente y debe tratarse como una emergencia.
El entumecimiento, el hormigueo o la pérdida de sensibilidad en la pierna con dolor de cadera pueden indicar una lesión o presión nerviosa. A veces, esto ocurre cuando la hinchazón o la deformidad a causa de una lesión ejercen presión sobre los nervios cercanos a la cadera.
Si estos síntomas aparecen juntos, se necesita una evaluación urgente. Las infecciones y los problemas nerviosos pueden empeorar rápidamente y provocar problemas duraderos si no se tratan a tiempo.
El dolor de cadera puede ocurrir por muchas razones. Con frecuencia se relaciona con problemas en las articulaciones, los huesos o los tejidos cercanos. Algunas afecciones pueden desarrollarse lentamente con el tiempo, mientras que otras aparecen repentinamente después de una lesión.
Artritis es una causa frecuente de dolor de cadera, especialmente en adultos. Existen muchos tipos, pero los más frecuentes son la artrosis y la artritis reumatoide. La osteoartritis ocurre cuando el cartílago de la articulación de la cadera se desgasta. Esto hace que los huesos se froten entre sí, lo que provoca dolor, hinchazón y rigidez.
La artritis reumatoide es una enfermedad autoinmunitaria. El sistema inmunitario ataca el revestimiento de las articulaciones, lo que provoca dolor y posibles daños en los huesos y los cartílagos. La artritis en la cadera puede causar dolor al caminar, subir escaleras o incluso descansar. Las personas tienen más probabilidades de desarrollar artritis si son mayores, tienen sobrepeso o tienen antecedentes familiares.
Bursitis es la inflamación de las bolsas, que son pequeños sacos llenos de líquido en la cadera que reducen la fricción durante el movimiento. Cuando las bolsas se inflaman, pueden causar un dolor agudo o agudo en la parte externa de la cadera. La bursitis puede exacerbarse después de realizar actividades repetitivas, caerse o pasar mucho tiempo acostado de lado.
Tendinitis se desarrolla a partir de la irritación o inflamación de los tendones, las bandas resistentes que conectan los músculos con los huesos. En la cadera, esto suele afectar a las personas que practican deportes o actividades con movimientos repetitivos. Tanto la bursitis como la tendinitis pueden provocar un dolor que empeora con el movimiento y dificultar tareas sencillas como caminar o estar de pie.
UN fractura de cadera es una fractura en la parte superior del fémur (hueso del muslo). Esta lesión ocurre con mayor frecuencia en adultos mayores, especialmente después de una caída. Las personas con huesos débiles u osteoporosis corren un riesgo mucho mayor. Los signos incluyen dolor de cadera intenso y repentino, dificultad para mover la pierna y no poder estar de pie o caminar.
UN cadera desgarro labral afecta el anillo de cartílago (labrum) que recubre el borde exterior de la cavidad de la articulación de la cadera. El labrum ayuda a mantener estable la articulación de la cadera. Los desgarros pueden deberse a una lesión, a la práctica de deportes o a movimientos repetitivos de torsión.
Otras causas del dolor de cadera incluyen lesiones en el cartílago, los ligamentos o los tendones. El daño al cartílago de la cadera puede deberse a la práctica de deportes, al uso excesivo o a un traumatismo. Cuando el cartílago se desgasta o se desgarra, los huesos del interior de la articulación de la cadera pueden rozarse y provocar dolor e hinchazón.
Las lesiones ligamentosas suelen ocurrir cuando la cadera se tuerce o se estira demasiado, por lo general durante actividades de alto impacto. Estas lesiones pueden provocar dolor, hematomas o la sensación de que la cadera está inestable. Las lesiones de los tendones, como distensiones o desgarros parciales, pueden ocurrir con movimientos repentinos o con el uso repetitivo. Estas lesiones de los tejidos blandos pueden causar dolor, hinchazón y problemas para mover la articulación de la cadera.
Cuando una persona va al médico por dolor de cadera, el proceso suele comenzar con preguntas sobre sus síntomas y antecedentes. Los médicos utilizan una combinación de exámenes y pruebas para determinar la causa y decidir cuál es el mejor tratamiento.
El médico o el especialista en ortopedia comienzan preguntando acerca del dolor de cadera. Los detalles importantes incluyen cuándo comenzó el dolor, su ubicación, qué tan intenso es, si empeora con actividades específicas y si hay algo que lo mejore.
Le preguntarán sobre lesiones pasadas, cirugías, otras afecciones médicas y cualquier antecedente familiar de enfermedades articulares o óseas. Es común que el médico pregunte si el dolor interfiere con la vida diaria o el sueño.
Durante el examen físico, el médico examina la articulación de la cadera para detectar sensibilidad, hinchazón y amplitud de movimiento. El médico puede mover suavemente la cadera en diferentes direcciones o hacer que el paciente camine, se doble o haga estiramientos suaves.
El examen también incluye la búsqueda de signos de lesión o hinchazón en la cadera, el cartílago circundante o los ligamentos. Los hallazgos ayudan al médico a decidir si se necesitan más pruebas.
Si el médico necesita más información, se pueden solicitar pruebas de diagnóstico e imágenes. La radiografía de cadera suele ser la primera prueba de diagnóstico por imágenes y ayuda a detectar fracturas o artritis en la articulación de la cadera.
Otras pruebas que se pueden usar incluyen las imágenes por resonancia magnética, que pueden mostrar problemas en los tejidos blandos, como el cartílago, los ligamentos o los músculos. Las tomografías computarizadas brindan una visión detallada de la estructura ósea. A veces, los médicos ordenan análisis de sangre para detectar infecciones o inflamaciones.
Estas herramientas de diagnóstico ayudan a determinar si el problema se debe a una lesión, artritis, bursitis u otra causa. Las imágenes ayudan al médico ortopédico a elegir el tratamiento adecuado para el dolor de cadera.
El dolor de cadera con frecuencia se puede controlar con una combinación de cuidados personales, tratamientos no quirúrgicos y procedimientos médicos. La elección del abordaje depende de la causa, la gravedad y la duración del dolor, así como de la salud general de la persona.
La mayoría de los dolores de cadera leves o de corta duración pueden mejorar con un tratamiento conservador y medidas de cuidado personal. Hacer descansar la cadera afectada, evitar actividades que empeoren el dolor y usar compresas de hielo pueden ayudar a reducir la hinchazón y el malestar. Con frecuencia se usan analgésicos de venta libre, como el paracetamol, el ibuprofeno o el naproxeno.
Estiramientos ligeros y actividad suave, como caminar o nadar, pueden prevenir la rigidez. Modificar los hábitos diarios, como evitar estar sentado durante largos períodos de tiempo o agacharse repetidamente, también puede ayudar a la recuperación. Se recomienda a las personas que eviten dormir sobre el lado dolorido o aplicar presión directa sobre la cadera.
Si el dolor continúa, el médico puede sugerir fisioterapia y rehabilitación. Un fisioterapeuta crea un programa adaptado a las necesidades del paciente. Con frecuencia, esto incluye ejercicios para mejorar la fuerza, la flexibilidad y el movimiento de la cadera.
La fisioterapia puede usar técnicas como estiramientos, ejercicios de amplitud de movimiento y actividades de bajo impacto. Los objetivos principales son mejorar la estabilidad, reducir la rigidez o la hinchazón y facilitar el regreso a las actividades de rutina. A veces, los fisioterapeutas utilizan herramientas como la ecografía o la estimulación eléctrica para disminuir el dolor y promover la curación. Participar en la rehabilitación puede ayudar a restablecer la función después de una lesión o una cirugía y puede reducir el riesgo futuro de problemas de cadera.
El dolor de cadera puede variar desde una leve molestia hasta problemas graves que afectan la vida diaria. Saber cuándo acudir al médico y a qué médico consultar puede ayudar a las personas a actuar con rapidez y a proteger su salud a largo plazo.
Si el dolor de cadera dura más de dos semanas, no mejora con el reposo o interfiere con las actividades diarias, es hora de consultar a un profesional de la salud. Tampoco se debe ignorar el dolor que sigue reapareciendo o que empeora con el tiempo. Incluso el dolor leve puede requerir atención si limita el movimiento o el sueño según Mayo Clinic.
Los síntomas graves incluyen dolor que impide caminar, dolor profundo por la noche, hinchazón o una deformidad visible. Si se escucha un chasquido durante una lesión o si no se puede mover la cadera, se necesita ayuda médica. Otros signos de alarma son la fiebre y el enrojecimiento de la articulación, que podrían indicar una infección.
Los médicos ortopédicos son especialistas en el tratamiento del dolor articular, óseo y muscular. Pueden diagnosticar problemas de cadera y ofrecer soluciones, como terapia, medicamentos o cirugía. En algunos casos, es posible que se necesite un fisioterapeuta o un reumatólogo para la atención continua.
Se necesita atención inmediata para el dolor de cadera después de una caída o un accidente, especialmente si la pierna está torcida o no puede soportar el peso. Otras emergencias incluyen dolor intenso y repentino, pérdida de sensibilidad en la pierna o signos de infección, como fiebre alta y escalofríos.
Las señales de advertencia de que el dolor de cadera podría ser un problema grave incluyen el dolor que despierta a una persona del sueño, la pérdida de movilidad, la cojera y la rigidez continua. Un médico también debe revisar la hinchazón, los moretones o la incapacidad de mover la articulación de la cadera.